Señor presidente no se deje confundir

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Por: Manuel Escoto

Cuando un líder político alcanza el solio presidencial en República Dominicana, lograr tal estatus, sólo es posible con el voto de las grandes mayorías que aceptan las ofertas electorales que les prometen mejores condiciones de vida y los cambios que demanda la sociedad, ese voto no se puede conseguir sin la participación de dirigentes partidarios que tienen un vínculo directo con las comunidades y sirven de vaso comunicador de las ofertas del candidato.

Una vez alcanzado el objetivo del candidato y la más alta membresía partidaria que tendrá a bien instalarse a dirigir el Estado y desde el gobierno administrar los recursos públicos acorde con los preceptos legales, con el propósito de hacer efectiva las ofertas hechas en la campaña electoral.

En el caso específico del actual gobierno que encabeza el ciudadano Luis Abinader, a distancia vemos con preocupación qué el actual presidente tiene un gabinete integrado por tecnócratas, una mayoría de ellos descendientes de ascendientes que no han tenido vínculos con los nexos históricos que dieron origen a la nación dominicana, tampoco con otros hechos posteriores que afianzaron la independencia nacional.

Distantes también de los últimos acontecimientos que afianzaron el sistema democrático que hoy nos permite elegir y ser elegido, todos esos hechos del pasado nos dieron la condición de dominicanos, para disfrutar con orgullo la nacionalidad, ese loable sacrificio de hombres y mujeres que entregaron su sangre por la independencia, la restauración y la soberanía nacional, sus cuerpos descansan en algún lugar y los participantes de últimos acontecimientos patrios, unos reposan en su última morada y algunos aún viven el final de sus vidas.

Una parte de los actuales “servidores públicos” todo parece indicar que nada de lo anterior les importa, por lo anterior vemos el incremento de una inmigración ilegal que consume el presupuesto de salud, educación y los espacios laborales en todo el país, y de paso nuestro sano vivir; este descontrol ha llegado tan lejos que en un operativo producto de un reclamo comunitario, no por interés oficial, los agentes actuantes fueron enfrentados con piedras, palos y armas blancas en un abierto desafío a las autoridades.

Ni este hecho ni otros que frecuentemente suceden en diferentes lugares hacen qué las autoridades actúen en favor del interés nacional y dejar de estar arrodillados ante la imposición de organismos internacionales, todo este desinterés responde al poco vínculo con la historia dominicana y en ocasiones a la incapacidad.

Cuando el gobierno no obliga al sector privado creador de empleos a incorporar a su nómina de manera preferencial a los dominicanos en cumplimiento del código laboral, no cumple su promesa de campaña de crear empleos y contribuye al empobrecimiento de los nacionales, limita su posibilidad de obtener bienes y servicios.

Cuando los dominicanos compramos la oferta electoral del señor Abinader, pensamos en más viviendas, mejoría de vías, ampliación de los polos turísticos en vía de desarrollo, inversión en el campo, ampliar la presencia de INFOTEP, el ITLA, la UASD en los barrios de las grandes ciudades y otras regiones del país para que la juventud tenga más y mejores oportunidades , así disminuir los niveles de violencia y de inseguridad que vive la sociedad y que fue una promesa de campaña del actual mandatario.

Además de todo lo anterior, los programas sociales del gobierno no se sienten en favor de los más necesitados, los olvidados apagones se levantaron de su tumba; la política cultural del gobierno es un fracaso total.

Definitivamente si el presidente no despierta y prohíbe a sus funcionarios culpar a las pasadas autoridades de todo lo que ellos han sido incapaces de solucionar o mejorar, evidentemente que estamos en presencia de una gestión gubernamental fracasada.

Lo peor y penoso es que los oportunistas nunca faltan, al presidente les han vendido que sus números en la preferencia electoral son tan elevados que les permiten acudir a un certamen electoral y que ganará cómodamente, esa es una mera ilusión , sus números no andan bien, a la membresía partidaria que usted lidera no les han cumplido, han perdido el vínculo con los electores, hay una clase media en proceso acelerado hacia su desaparición, vista esa inocultable realidad, entonces señor presidente, esos números no responden a la verdad.

Y muestra más palpable, es que las góndolas y las cajas de los supermercados no acude público y los colmados ya no aguantan más deudas con sus abastecedores, la gente no está comprando, sólo lo necesario.

Hay crisis es verdad, producto de la pandemia, de la guerra entre Ucrania y Rusia, pero no menos cierto es que hay mucha incapacidad gubernamental.

Es mejor venderles, lo que el oído quiere oír que decir la verdad.

El pueblo es un cuerpo social diferente al cuerpo humano, no se les hacen trajes a su medida como pretenden hacer con las encuestas que dan al presidente en las preferencias de los electores.

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