Por: Manuel Escoto
Pretender no entender la caótica situación gubernamental, social y delincuencial que vive el vecino territorio haitiano; territorio no Estado y tampoco social. De inmediato paso a explicar: Dónde la anarquía es permanente, no existe un Estado, tampoco una sociedad, porque el Estado es la sociedad organizada en instituciones, entonces, Haití es un territorio dónde hay un gobierno para recibir ayudas extranjeras, una que otras contribuciones internas.
Todo ese desorden qué impera sobre ese territorio donde operan bandas y pandillas que son las que establecen de facto las normas de convivencia, provocando que la población que no participa o no están de acuerdo con el crimen gobernante, deciden por su seguridad emigrar a otros destinos en busca de mejor suerte. Por suerte para ello les resulta más cómodo cruzar la línea divisoria imaginaria que es la frontera dominico-haitiana; es comprensible.
Ya los haitianos no cruzan la frontera para venir en busca de trabajos para regresar a su país, ya su intención es establecer asentamientos a lo largo y ancho del territorio nacional. Asentamientos que cuentan con el concurso de organismos internacionales y de ONGS a sueldo de embajadas de países ricos que participaron del saqueó de las riquezas que alguna vez existió en territorio haitiano.
Haití hoy es un territorio invivible por la operación de bandas y pandillas crimínales, por la desforestación de la mayor parte de su territorio, por el alto nivel de desnutrición, falta de servicios de salud, educación y otras necesidades lamentables.
No es culpa de los dominicanos y consecuentemente tampoco estamos obligados a cargar con la desgracia del pueblo haitiano.
Hoy el territorio nacional está ocupado por millones de haitianos que desplazan a los criollos de sus espacios laborales, de los servicios de salud y educación, la ocupación no sólo se limita a lo anterior, ya existen bandas de atracadores, de cuatreros, de violadores, secuestran, roban y asesinan a los dominicanos; esta inmigración ilegal por demás, es intolerable e insoportable.
Son los haitianos los únicos malos y protagonistas de este clavo de película, claro que no. La República Dominicana ha sido gobernada en los últimos 20 años por una clase política irresponsable, patriótica en teoría, anti patriótica en la práctica, que su único interés es estar al servicio del interés extranjero para que dejen pasar por alto, sus prácticas corruptas arrastrando con ellos a fuerzas de control fronterizo que forman parte de las fuerzas armadas dominicanas.
El momento actual demanda de la sociedad empoderamiento para exigir de las actuales autoridades que sin demora alguna cumplan con la Constitución y la ley de migración, que las fuerzas armadas cumplan su función esencial que proteger la frontera y detener los flujos migratorios.
En atención a lo expuesto, los dominicanos debemos despojarnos del color partidario gobernante u opositor y el día seis de agosto tomar bandera en mano y acudir a la marcha convocada a los fines de exigir de las actuales autoridades establecer un mayor, verdadero y efectivo control de la frontera y masivas deportaciones de los haitianos ilegales.
La patria se preserva con acciones concretas. Por más presión internacional, la República está por encima de cualquier interés. Quienes no defienden la dominicanidad están a tiempo de abandonar los espacios y potestades públicas que el pueblo delegó en ellos.
Dios, patria y libertad. Viva la República Dominicana.